A veces me siento a escribir con el único propósito de que la práctica de expresión en palabras me abrace un poco, de que mi alma encuentre una vía menos enmarañada de poder decir algo que no tenga que ver con nada mas que con ella misma.

A veces me siento a escribir para verme de afuera, de arriba, y observar con los ojos correctos la mujer que soy. ésa, que ante todo, confía. Pero que siente tanto que a veces no sabe dónde ponerlo más que adentro del pecho en un cajoncito con candado.

Hoy es un día especial porque estoy a punto de irme al medico, a que me diga si me tiene que operar siendo que estoy a solo 15 días de tomarme un avión al otro lado del mundo.

Mi cuerpo, me recuerda que soy un simple ser humano que ha vivido toda cantidad de traumas y que esta haciendo lo mejor que puede con eso.

Como todo día especial, me tome la mañana para conectar con lo divino que habita en mi, hablé con Durga (mención aparte de mi reciente vinculo con ella) y le escribí una cartita a Dios.

No soy demasiado fan de pedirle cosas a Dios, siento que de algún modo, le estoy quitando tiempo de sus arduas tareas con las cosas “graves” que pasan en el mundo, pero ayer se ocupo personalmente de darme un mensaje claro por demás de que esto no era así.

Literalmente estaba leyendo un libro que decía “querida, cómo puedes creer que no puedes pedirle cosas a Dios? Tu eres parte de Dios”

Entonces, ya que a veces me quejo de lo encriptados de sus mensajes y esta vez era más bien un pasacalle, hoy le escribí.

Le pedí que el medico sea un pedacito de su corazón, que me escuche, que me vea, que tenga un día especialmente paciente para poder tocar con mi sensibilidad y con lo importante que para mi, es esta situación.

En segundo lugar le pedí que se haga su voluntad en todas las decisiones que se tomen de acá en adelante con respecto a mi salud (que dicho sea de paso, de eso depende mis próximos meses en los que planeaba irme al otro lado del mundo)

Entonces, como ultima fase de mi práctica, saque una carta del tarot: EL SOL.

Le mandé a mi compa la carta y me contestó

“El ideal de salud: la confianza. Iluminando rincones obsoletos”